Ayer volé

Como pocos sabéis, antes de estar por estos lares, andaba comentando foros. De ahí hubieron una serie de escritos, que quería trasladar aquí antes de contaros materia nueva y que pase más tiempo. Este es uno de ellos:





Hace un tiempo, probablemente desde nuestros inicios, que mi dueño y yo buscábamos libros, tutoriales, vídeos o cursillos en los cuáles poder aprender el arte del shibari, y que este arte no fuese enseñado de cualquier modo, si no que fuese mediante paso a paso, de lo más básico hasta poder llegar a las estructuras más complicadas, que fuese algo que no sabíamos como se denominaba, pero ahora si (como dice nuestro sensei, "atar con honor", no cualquier atadura tiene honor) y, sobretodo, que la base de esta enseñanza fuese segura, ya que las ataduras sobre suelo no tienen ningún riesgo (salvo que la modelo, en este caso yo, le aterre estar atada, o no sepa diferenciar un hormigueo de un daño de algún nervio etc). No obstante, el deseo de ambos desde que empezamos, que era el poder algún día hacer suspensiones seguras no se podía cumplir:
-ni con vídeos, porqué la persona no sale del vídeo a revisar que todas las tensiones estén correctas, que ningún nudo de vuelva corredizo, etc.
-Ni con libros o foros, por lo mismo
-Ni con eventos a los que asistíamos: porqué no enseñaban, eran otros dominantes que se ofrecían a atarme a mí, pero no a enseñarle a él.
-Ni con cursillos que veíamos: fuimos a 3, de precio importante en los cuáles te enseñan las mismas 4 cosas, sobre suelo, muy rápido y disipado, y no continúa en adelante.
Después de mucho buscar, encontramos un sitio maravilloso (del cuál como se me pidió, guardaré nombre y ubicación) en el cuál, sensei y modelo en apenas horas han llegado a mi corazón. Son lo más noble, paciente, humilde, respetuoso y con esa sensación de familiaridad, cariño y ternura, que creí que sería imposible encontrar algo así. Nos queda un largo camino, porqué aunque mi dueño es habilidoso, lo era por su cuenta. Y en este punto es en el que vamos a aprender bien, de ahora durante los años que tardemos en lograr entender todo.
Por otra parte, yo como modelo o bottom, tengo también un largo proceso de aprendizaje, donde noto que solo llevo el 3% recorrido. Sólo pienso en esforzarme más y más para facilitar a mi dueño su labor, y seguir entrenando mi cuerpo para que sea más flexible, más ligero y más resistente al abrazo del yute sobre mi piel. Por lo pronto decir que mis ataduras nunca me habían separado del suelo, y ayer, de manera inesperada, ya que somos aún muy novatos, pudimos experimentar los dos un par de semi suspensiones que me llevaron lejos, muy lejos, acariciada por las manos de mi amo, y por el murmullo del resto de alumnos, y sensei y modelo. Me sentía protegida, feliz, pura. Volví a ese mundo, el cuál nunca títulé de ningún modo (y que creo que podría ser el famoso sub-space) en el que el tiempo se detiene, y el hormigueo de mi cuerpo es una señal de que mi mente está entrando en él. Tan amarrada y a la vez, sintiéndome tan libre.
Por si fuesen pocas emociones, sobretodo vuelvo a escribir para notificar que volé! Fue con un ejemplo del propio sensei, de que con un nivel muy básico, ya se puede suspender a alguien (que ese tipo de atadura no tiene el honor que los antiguos maestros querían cultivar, pero que era útil para saber que se sentía estando flotando, boca abajo). Se nos advirtió que dolería, y que quedaría marca, ya que solo era un punto de apoyo, para el peso de todo el cuerpo en vertical. Sabía que iba a doler ( y dolió, dolió mucho) pero no temía al dolor en sí, tampoco a la seguridad, porqué el maestro revisaba uno por uno todo. Temía al momento: había llegado ya. Jamás había estado boca abajo, ni haciendo el pino. Después de 3 años, iba a saber que se sentía, y temía al miedo, temía no soportar ese dolor, no servir como modelo, que no me gustase.
Necesité hacerlo 2 veces. Una para probar, pero el miedo y el no saber como colocar el cuerpo, no me dejó disfrutarlo. Y una segunda, en la cuál estuve más rato, ya con los brazos sueltos y tratando de ponerme lo más recta posible, en la cuál la modelo actuó como esa hermana que nunca he tenido y siempre he deseado, con un cariño y dulzura indescriptibles, calmando mis nervios, ayudándome a comprender donde estaba mi pierna, mis brazos, a asimilar si podía soportar ese dolor o no. No tengo palabras. Y fue con mi amo quien pude experimentarlo, la primera vez de los dos. Me arrepiento de haber sido tan ansiosa, tan impaciente. Pero gracias a Él, y sus consejos, esta primera vez fue los dos juntos. Y me encantó.
Los nervios me hicieron no ser consciente de cosas que quería comprobar, como por ejemplo el largo de mi cabello (si tocaba el suelo o no) probar a cerrar los ojos, pedir a mi dueño que me meciese (aunque según me explicó Él, por la propia gravedad y movimiento de mi cuerpo, me estaba meciendo mientras hablaba con la modelo, aunque ni soy consciente de ello.
Fuí muy, muy feliz, ayer volé, y fue en sus manos. Me siento muy contenta y agradecida, y con ganas de seguir aprendiendo por este camino.

Escrito el 7 de septiembre del 2017

Comentarios

Entradas populares de este blog

Primeros sorbos de esclavitud

Este septiembre... voy a ser esclava

Sesión waterboarding