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Mostrando entradas de enero, 2018

O hoy...o nada

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No os podéis imaginar la felicidad que siento de poder escribir una sesión (mini en este caso) reciente. Vamos, de hace días. De no tener que tirar de recuerdos lejanos, sino de experiencias que aún siguen vívidas dentro mío. Que aún puedo recordar con claridad, y aún me provocan estremecimiento en la piel.  Después de dos meses enteros sin intimidad, y por delante un panorama que parece ser el mismo, esa breve ausencia de gente en mi casa, a excepción de Amo y yo, nos hizo abrir los ojos, como lobos. Oír cerrarse la puerta, saber que disponíamos de dos horas (con suerte). Pero con nada preparado, pactado. Nada. Mirarnos, y pensar: -O se aprovecha este momento, o será todo igual de horrible. O hoy...o nada. Y se nos activó la libido al momento. Como un click interno. Amo se puso Amo, ya sabía lo que iba a hacer conmigo. Yo fui corriendo hacia la ducha, para preparar mi cuerpo por entero como si de una sesión larga se tratara, pero a toda prisa, intentando no dejarme na

Shibari: sensaciones personales

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A raíz de unas preguntas que me hicieron, sobre mis sensaciones al ser suspendida en Shibari, surgió una conversación en la cuál no paré de escribir, y que el grupo de telegram que forman La Manada del Sótano  Click aquí para ver la web  consideró que podría quedar bien mi escrito sobre mi visión, para alguien que tenga dudillas o quiera animarse con el tema. Antes de empezar, quisiera recordar cuatro cosillas básicas y fundamentales: todas las cosas que mi Amo y yo sabemos sobre shibari no cayeron del cielo: fueron gracias al esfuerzo y dedicación de un maestro y su modelo, con una paciencia infinita y que priorizan la seguridad y hacerlo bien a las prisas. Somos aprendices, y aunque pasen 50 años nos queremos seguir considerando como aprendices. Y por último, estas son mis sensaciones personales, quizá no coinciden con las de otra persona, cada cuerpo y mente es diferente. Lo que está claro es que hasta que no se prueba, no se sabe que se siente. Y ante todo, recuerda, que el shib

En mis narices

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En vista de la sequía de casas libres que arrastramos, y forzando a mi máximo posible mi "paciencia sumisiera" creo que es buen momento para recuperar las últimas sesiones que tuve la suerte de vivir con Jack (aunque mágicamente todo se tiña de un color azul nostalgia).  Esta sesión se pudo alargar en el tiempo durante tres días que quedó la casa vacía (pero con ambos lidiando con obligaciones, así que los tiempos no los recuerdo bien). Recuerdo que todo vino a raíz de otro castigo que me gané. Como Amo apreció lo que me desconcertaron las alarmas en la sesión anterior (  click para ir a lo que me refiero  ) decidió que sería una buena idea dividir mi castigo, en 3 veces al día, durante los siguientes días juntos. El juego era que no sabría ni cuando ni dónde se me castigaría. Amo programaría cada día 3 alarmas, y cuando yo las oyerá sonar, debería ponerme en pose de castigo, recibir mi merecido, contar y agradecer cada golpe. Los golpes e instrumentos irían según el gusto

Salvación

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Mala racha en este 2017 económica, que ralentiza algo que para cualquier español es casi imposible: tener casa propia. No tener un lugar seguro y con intimidad siempre, espacia demasiado las sesiones. Si acabas de empezar no esta mal, si llevas 3 años, desespera. Seguimos y luchamos, Amo es el mejor y único amo que querría jamás. Me da igual que otros tengan más dinero y otras facilidades. No busco dinero, le busco a Él. No obstante la espera es eterna, tediosa, horrible.... ya van dos meses sin poder verle como Amo Sólo por escrito, lo poco que nos dejan las obligaciones. Además, una válvula de escape que teníamos se ha difuminado, por el hecho lógico y normal que en navidades las cosas cierran por vacaciones. Todo lo que se gastara en un hostal, para sólo unas horas, nos alejaría aún más del objetivo... Hasta aquí, bueno. Pero dónde yo vivo es un auténtico caos y pesadilla. La realidad es insoportable y muy desagradable. Mi día a día no lo aguantaría mucha gente.