O hoy...o nada

No os podéis imaginar la felicidad que siento de poder escribir una sesión (mini en este caso) reciente. Vamos, de hace días. De no tener que tirar de recuerdos lejanos, sino de experiencias que aún siguen vívidas dentro mío. Que aún puedo recordar con claridad, y aún me provocan estremecimiento en la piel. 
Después de dos meses enteros sin intimidad, y por delante un panorama que parece ser el mismo, esa breve ausencia de gente en mi casa, a excepción de Amo y yo, nos hizo abrir los ojos, como lobos. Oír cerrarse la puerta, saber que disponíamos de dos horas (con suerte). Pero con nada preparado, pactado. Nada. Mirarnos, y pensar:

-O se aprovecha este momento, o será todo igual de horrible. O hoy...o nada.



Y se nos activó la libido al momento. Como un click interno. Amo se puso Amo, ya sabía lo que iba a hacer conmigo. Yo fui corriendo hacia la ducha, para preparar mi cuerpo por entero como si de una sesión larga se tratara, pero a toda prisa, intentando no dejarme nada por hacer, sabiendo bien que mi Amo revisaría cada rincón de mi cuerpo. Cuando acabé de untarme el bodymilk de coco por el cuerpo, ya seca, y con los preparativos hechos, me miré desnuda en frente del espejo:

- Bien, puedo presentarme así tal cuál, o puedo jugar con la "falsa desnudez" que se que le gusta a Amo. Pero no hay mucho tiempo de grandes cosas...

Me escabullí a mi habitación. Fuera de la cama había una de las 2 cajas grandes dónde guardamos nuestras cosas, abierta. De ahí se me había pedido. antes de salir pitando a la ducha, sacar el flogger, el antifaz que ciega por completo (me encanta) y la mordaza blandita, de bocado (súper cómoda). Vaya, iba a ser todo muy agradable. En la habitación de al lado, que es dónde sucedería esta vez la acción, había sobre la cama además todas nuestras cuerdas de yute. Vislumbre en un rincón, la camisa que había llevado Amo el día anterior. Me la puse, solo abotonando estratégicamente algunas partes. Con lo cuál se me veía el canalillo, pero no el pecho, los muslos hasta arriba del todo, pero no el coñito sin pelo. Sí, ese iba a ser el look. Pero le faltaba el toque final. Volví a rebuscar en la caja... bingo!, las medias por los muslos, de látex blanco... grrr, se que le encantan.
Y con ese look casual, y nada meditado (así, que no se note la ironía) fui a buscar a mi caballero castigador, que estaba en la cocina, esperándome. 


No recuerdo que dijo, pero en general creo que le gustó mucho, porqué me llevó casi a rastras a la habitación.
Allí, se sentó en la cama, y me mandó quedarme frente a Él, de pie.

- Levántate tu misma la camisa por delante - dice, y obedezco ya toda colorada- dime que es lo que quieres

- Quu que mi Amo me use ccc cómo Él más quiera.

-Bieeen..... gírate. Así, mostrándome el culo. ¿Cómo era esa postura que te gusta tanto? A sí! la de exploración completa, ¿verdad? pues ya sabes que hacer.

Tragué saliva. Joder, iba fuerte. Y yo después de tantísimo tiempo sin hacer cosas, todo me avergonzaba aún más si cabe. De espaldas a el, me abrí de piernas y me agaché lo más que me permitía el cuerpo, hasta que mis pechos, separados sólo por la tela de la camisa, rozaban mis rodillas. Coloqué mis manos en cada una de mis nalgas, y me abrí. Amo se acercó, a mirarme. Yo estaba temblando. Escuché un "abre más"... joder! obedecí, claro...

- ¿Qué tendríamos que hacer con este culo? ¿ Lo inspeccionamos bien?, te mandaré a traer los guantes negros de ser el caso. No, mejor dejarlo para otro día, hoy tengo otros planes -uff, pedazo de farol se había marcado, ya me imaginaba con otra lavativa dentro mío, y con el factor tiempo encima nuestro, y que nos  podían pillar, no me apetecía nada de nada-
Se colocó a mis espaldas, con algo en su mano, que no logré ver. Me apartó el cabello de la cara, y en seguida vi como el antifaz se acercaba a mis ojos, cegándome. Mientras lo ajustaba a mi cabeza, preguntó su mantra:
- ¿Qué eres?
- Tú esclava, tu juguete
-Bien. ¿Y que puedo hacer contigo?
-Lo que quieras, Amo.
-Perfecto, abre la boca
Y así, viendo sólo oscuridad, enseguida noté el acolchado, que llenaba toda mi boca y sólo me permitía balbucear, de la mordaza.
Me abrazó, acariciándome las mejillas, la nariz, las partes de mi cara aún libres.
- Qué bonita estás así. Echaba de menos verte de este modo.
Amo no lo debió notar, pero sonreí. Me sentía tan en paz. Tan feliz...
Oí el chasquido breve de una cuerda de yute, descompactándose, con un golpe seco de la mano de Amo (si habéis visto vídeos de shibari, las cuerdas suelen plegarse de un modo en concreto, que con una sola mano y gesto, se abren en el aire, y queda muy espectacular. Sobretodo se hace por economizar el tiempo, y no tardar tanto en hacer estructuras. Pero siempre me ha parecido y parecerá magia, aunque me sepa de memoria el truco). Cogió mis muñecas, y las llevó hacía mi espalda. Empezaba la magia. Poco a poco, sentía las cuerdas de yute sobre mi, dejando bien prieta la camisa de Amo contra mi piel. Amo estaba relajado, tranquilo, y estábamos los dos y en intimidad, cosa que en el dojo es difícil porque somos varios alumnos. Estaba en su mundo, me comentó después de esto que el se sentía también muy feliz. Y se le notaba, ataba rápido, con ritmo, no descuidaba tensiones, le sentía a cada rato. En un parpadeo casi, ya tenía todo mi torso apretado, compactado. Y yo ida, muy ida, muy feliz. Con la calma y seguridad de que colocó bien las cuerdas, evitando mis "puntos críticos". Entonces empezó a comprimir y atar mis piernas, juntas, muy rápido, con furia. Tenía que concentrarme a mantener el equilibrio, aunque él estaba allí, por si fallaba, es parte del entrenamiento de una modelo el poder aguantar sabakus (creo que se escribía así, son los golpes de cuerda, el sacarla y meterla para hacer las fricciones con rapidez, fluidez y depende el estilo, furia) sin perder el equilibrio o desestabilizarme. Con mis manos retenidas en mi espalda, sin ver, ida, y con las piernas y pies juntos, es un poco odisea. Pero en esta ocasión, pude.
Cuando estaba atada del todo, noté las manos de amo en mi pecho, y empezó a desabrochar de esa zona la camisa, dejándome el pecho al descubierto, y la tela restante, medio suelta/medio agarrada por las cuerdas. Lamió mi pezón, mientras tocaba mi otro pecho, y luego viceversa. Yo gemía, me notaba muy muy mojada, como añoraba todo esto. Y cuando menos me lo esperaba, noté que Amo me levantaba en el aire, sin yo poderle ayudar, con miedo por notarme "flotando" y me dejó ir encima de la cama. Ahí, paso una cuerda extra, no logré sentir agarrada dónde, y forzó mi columna y mi cuerpo, a comprimirse. Recordé una imagen que le enseñé, y que le dije que quería estar así. Él me estaba colocando como en esta imagen en cuestión, pero con sus adaptaciones, como una cuerda en el cuello que añadió después de comprimirme.


Era brutal, y se volvió muy dura. La espalda estaba en su límite, y me dolía. Los pies estaban siendo comprimidos y torturados (mucho más que en la imagen). Las rodillas me pedían por estirarse, molestando y clavándose. Si intentaba hacerles caso y me estiraba, la cuerda de mi cuello se tensaba, y me ahogaba.
Noté que algo se metía a presión entre mis dos muslos, pegado a mi coñito. Uno de los vibradores en forma de bala que tenemos, se abrió paso en las manos de Amo, y una vez colocado, lo encendió a máxima potencia. Me retorcía. Él disfrutaba del espectáculo, y segundos después iba notando el flogger por todo mi cuerpo: culo, muslos, piernas, pies, brazos, pecho... Golpes de flogger y vibración abajo, y a cada zarandeo mío, me ahogaba. Amo paró, y viendo que mi caja torácica aún se movía con facilidad, quiso tirar aún más fuerte de la cuerda, mientras me lamía el pecho. Justo cuando creía que llegaba al límite, paró, y la desató, y me liberó las piernas, dejando el torso aún atado.
Me abrazó, susurrando "buena chica" y, de nuevo, levantándome, me colocó apoyada de espaldas contra el filo de la cama. Él, se debió colocar delante (o eso imagino, recordad que seguía sin ver) y, notando como con sus manos apretada y forzaba mis muslos contra mi torso, haciéndome sentir totalmente inmóvil, atada, cegada y amordazada, noté de nuevo, después de lo que me habían parecido siglos, su lengua, húmeda, larga y caliente cubriendo la totalidad de mi coñito. En apenas cuatro movimientos, de los que el sabe, me corrí, estremeciéndome mucho.

- ¿Yaaa? - señaló Amo - Si que tenías ganas, no has tardado nada.

Y no le faltaba razón, aunque Amo lo hace super bien, suelo tardar un poco. Y es que no se si llegué al minuto y medio, realmente. Supongo que sería la excitación y ganas acumuladas al estímulo de sentirle. Pero me sentía en la gloria. Me había corrido, y estaba en mi mundo. 
Pero claro, no podía sólo tener placer yo, y dejar a Amo así. Oí el ruido de su pantalón, bajándose, y cuando quise darme cuenta su polla, gorda y caliente estaba perforándome. Siempre me duele al entrar, pero esta vez creo que estaba batiendo records en mi humedad. De normal con él, siempre suelo estar mojada, pero esta vez entraba sola, aún apretada. Parecía un efecto de succión. Y eso no me libró del dolor inicial que siento siempre que entra (y que a la parte sádica de Amo le encanta), pero todo fue más breve. Al rato ya se me había pasado el dolor y sólo sentía placer, placer de como Él entraba y salía, de las cosas que decía, de como le oía respirar. Sólo recuerdo que sentía mi vagina abrazándose a su polla, que no paraba de pensar en lo feliz que era de sentirle dentro de nuevo, de sentir que volvíamos a ser uno, y que asentía con mi cabeza, a las cosas que decía y preguntaba.
Premio, sentí su semen caliente encima de mis muslos. Pero estaba triste...no pude comerlo.
Amo me limpió, me desató, me quitó la mordaza pero me mantuvo puesto el antifaz de los ojos. La sesión proseguiría y acabaría con yo cegada, para ser más vulnerable a Él. Le abracé fuertemente, y me guió al baño para hacer pipí y acabar de limpiarme.
Cuando volvimos a la habitación, yo tanteando las paredes y con su guía. Se estiró en la cama, me estiró al lado, y me invitó a comerle la polla, además dejándome usar las manos. Fuí con ansía, quería que se corriese en mi boca. Y lo conseguí. Lo mantuve en la boca, y me estiré a su lado, colocada a su lado. 



- Abre la boca. Muévelo, así, disfruta de su sabor... bien, ya puedes tragarlo.

Gluc! y antes de que el dijera nada, lo dije yo.

- Gracias por la comida, Amo.
- Muy bien, muy buena chica, aún te acuerdas.

Cómo no me iba a acordar. No olvides que vivo por complacerte. Que no tener casa propia no nos permita apenas hacer cosas, no significa que me olvidé de todo esto. Al contrario....
Le pregunté la hora, aún nos quedaba un ratito, lo justo para recoger todo y que no se notara nada. Pero yo no quería terminar ya.

- Fóllame Amo, por favor. Una vez más, y ya recogemos y todo.

No recuerdo que me dijo, creo que se río y algo más, le gustó mi idea, él quería otra más de hecho. Y esta vez fuí yo la que se corrió primera. Le sentía dentro, tan dentro, abrazada a Él, con el resto de sentidos agudizados, al no poder ver, que al final llegué super rápida. Y no se por qué, sorprendida quise decirle "uau, que ya he llegado! que rápidez", pero eso era pedirle mucho a mi cerebro narcotizado de sensaciones, y a mi boca, cansada de polla y mordaza, y sólo pude balbucear, repetidamente:
- Ya... ya... ya...

Amo se rió, y yo después, cuando pude, también. Es bonito también acabar con humor, y que este humor no rompa la magia de lo que se crea juntos.

Y bueno, nos gustase o no, tuvimos que recoger todo. Estaba feliz de que nadie había interrumpido este momento de o todo o nada, o hoy o nada. Que no nos pillen, siempre es un alivio. No creo que las reacciones fuesen favorables, realmente. Y aunque siempre es triste recoger y limpiar las cosas, yo estaba saltando, con los calcetines altos ya caidos, y su camisa abierta. Saltaba y reía, recogiendo todo, diciendo "hemos podido, por fin, por fin, por fin hemos podido". Salté a sus brazos, restregué mi cara, frotándola contra su barba, y le comí a besos. Te quiero tantísimo Amo.
Y ambos llegamos de nuevo a la conclusión que ya sabemos. Con casa e intimidad, pudiendo dedicar minutos cada día a esto, sólo minutos, seríamos tan infinitamente felices. Noté mi felicidad de 0 a 1000 gracias a esa sesión. Y aunque con el paso del tiempo, la sensación disminuye, es un día menos que falta para cumplir nuestro sueño, y que nos quiten lo "bailao".
Ya...ya... ya... ya casi llega el día de vivir juntos (?) 😉




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