Shibari: sensaciones personales

A raíz de unas preguntas que me hicieron, sobre mis sensaciones al ser suspendida en Shibari, surgió una conversación en la cuál no paré de escribir, y que el grupo de telegram que forman La Manada del Sótano Click aquí para ver la web consideró que podría quedar bien mi escrito sobre mi visión, para alguien que tenga dudillas o quiera animarse con el tema.
Antes de empezar, quisiera recordar cuatro cosillas básicas y fundamentales: todas las cosas que mi Amo y yo sabemos sobre shibari no cayeron del cielo: fueron gracias al esfuerzo y dedicación de un maestro y su modelo, con una paciencia infinita y que priorizan la seguridad y hacerlo bien a las prisas. Somos aprendices, y aunque pasen 50 años nos queremos seguir considerando como aprendices. Y por último, estas son mis sensaciones personales, quizá no coinciden con las de otra persona, cada cuerpo y mente es diferente. Lo que está claro es que hasta que no se prueba, no se sabe que se siente. Y ante todo, recuerda, que el shibari es peligroso para el cuerpo del que se practica, no es un juego (aunque tenga muchos componentes lúdicos en la intimidad). Es consensuado entre mi Amo y yo y nos hace felices a ambos.


A ver...yo la primera suspensión que hice fue una que enseñan en muchos sitios, que en fotos es muy resultona pero se considera "sin honor", ya que es a costa del dolor de la modelo

Era con nudos básicos, una especie de arnés que iba a la cintura (después del dominio por parte del atador que no se le haga el nudo corredizo, de saber hacer la linea de vida que pasa por el loop (el cabo con forma de "lacito") que queda en el extremo, compactarlo y tal (vamos, unos mínimos de seguridad, para suspender no hay que ir a lo loco). El atador tiene en sus manos la seguridad de la persona a la que va a suspender (a partir de aquí, la modelo, pero entendiendo que cualquier género será válido).
Pues nada, todo muy bonito, ves las imágenes de internet de chicas placidas, piensas que vas a volar, y que será como columpiarte, tan sencillo como sentarse. Que la dificultad sólo es del que ata. Pues no, probar esa suspensión por primera vez me vino muy bien para darme cuenta de las sensaciones que se sienten. Con una cuenta atrás, Amo me ayudó a girar sobre mi misma, y en un segundo pasé de estar de pie, con una cuerda en la cintura, a estar completamente boca abajo y perpendicular. Me desconcertaba todo, la rapidez del cambio de postura, y sobretodo el dolor. El dolor de esa suspensión es muy intenso, se clava como en el hueso.

Contra menos cuerda, más va a doler, esa es una regla básica

Me costaba respirar, la sangre se me bajaba a la cabeza, y estaba como "desequilibrada". El cuerpo pasa de tener el equilibrio de la columna vertebral a, de repente, tener que aprender tú a como equilibrarte en cada suspensión. Siempre que pruebo una nueva digo de broma que he de "ponerme el cuello", ya que  algo como la cabeza, que se sujeta sin esfuerzo de normal, enganchada al cuello, en según que posturas no es así: de repente notas mucha presión y dolor en las lumbares, con lo cuál se tiene que aprender a buscar el equilibrio entre relajarlo, pero no dejarlo muerto para evitar daños (aunque te dejes ir al sub-space es fundamental estar atenta de cada reacción de tu cuerpo, sobretodo cuando se está aprendiendo aún). 

Con el dolor de esa primera suspensión inicial es muy difícil ser consciente del cuerpo y su postura, el dolor intenso te distrae, pero es necesario hacerlo. Cierras los ojos, notas como te vas girando sin control a no ser que te paren o fijen. Aunque el dolor me impresionó, sentí que había una parte de mi que necesitaba eso. Esa es una buena señal.

Más cosillas.

Algo tan tonto como saber donde están tus piernas se vuelve nuevo. Algo así me sucede con según que suspensiones. Te dicen: "muéveme  la pierna para aquí", y se te va al otro lado. ¿Por que? Buena pregunta, yo me lo explico como que tú cerebro no tiene el mapa mental aún de como estas colocado. De normal en tu vida estas de pie, o estirado, o sentado. Esa postura es la primera vez en tu vida que la sientes y el cerebro se descoloca.

También considero que es normal que al principio el cerebro, como mecanismo de defensa te mande señales de pánico y miedo. A no ser que seas una persona mega temeraria, la primera vez que te invierten boca abajo tienes miedo: sientes que la cuerda se romperá, que caerás boca abajo y te partirás el cuello, que algún nudo se deshará y te desplomarás. Si tienes manos libres,tanto por miedo como para minimizar el dolor de la gravedad sobre tu piel, te agarras a la cuerda como si te pagaran por hacerlo.

Cuando das el paso mental de soltarte, y dejarte llevar, has ganado media batalla ya

Y el cerebro acaba perdiendo ese miedo y empieza a verlo normal. Pero eso, aunque muy útil para esto, entraña un peligro: el shibari no es un juego, es peligroso para la salud. Caerse es peligroso, dejar a una persona atada sola es peligroso, en temas de salud puede tener cosillas malas..., el apartado de advertencias es largo. Por eso aunque se pierda ese miedo, conviene nunca olvidarlo del todo: tu bienestar y seguridad física depende de una cuerda, un fallo al atar o desatar, puede ser potencialmente mortal (desde roturas de huesos hasta cosas peores...).

Al bajar al suelo, después de estar suspendida, te quedan marcas rojas, con la forma de la cuerda (las adoro). En este tipo de suspensión inicial, como es todo tu peso agarrado de un solo sitio, la marca se torna tipo quemadura, y esta no se irá a a las horas, sino a los días.

Cuando son otras suspensiones, como las que contaré si no rayo mucho, es más habitual que las marcas se vayan a las horas, y si ha sido por mucho rato y muy intensa, pueden aparecer petequias (que deberían curarse solas a los días, son signo de esfuerzo físico y de resistir peso, son roturas de capilares).

Con lo cuál, y recapitulando esa primera vez me impacto mucho. Pensé: ¿donde coño me he metido? en las fotos que he visto no parecían sufrir las modelos!! Pero tuve suerte y resultó estar hecho para mi, y conforme repetí y probé, hasta la fecha, incluso las suspensiones que más dolor me causan, tienen más partes positivas y buenas para mí que malas, y es mi pequeño vicio personal: mi momento de felicidad y calma total y absoluta.

Toda suspensión que no tenga trampas (como puntos de apoyo blandos como tiras acolchadas o efectos ópticos que en fotos se quitan con photoshop o similares), duele. Contra menos cuerda duele, pero toda suspensión duele. Siempre hay dolor, aunque sea poquito, pero siempre que ninguna parte de tu cuerpo toca el suelo, duele. ¿Qué sucede? que un atador experimentado o que conozca mucho tu cuerpo, sabrá tus límites, como minimizar este dolor y proporcionarte seguridad. Esta confianza y seguridad, y si hay un algo entre vosotros, favorecerá que te vayas "a tus mundos" y en esos mundos, os garantizo, que aunque luego de clases de shibari me han salido marcas, petequias, quemazos y hasta morados, no recuerdo haber sufrido nada. Aunque mi Amo me haya recordado que puse caras de dolor a veces, es mucho mayor en balance el "irme" que el dolor inevitable de que te sujeten solo cuerdas VS la gravedad del frío suelo.

Hay una suspensión, la yoko tsuri lateral, que aunque es bastante cómoda, hay un punto, mientras la están terminando y tu estás suspendida en el aire, que tu cuerpo prácticamente esta sujeto,  estando de lado, con todo tu peso sobre un brazo (dónde te cae toda la presión del mundo) y de un tobillo. La otra pierna que estaba agarrada del muslo, en este punto no esta lo suficientemente tensa, y la aguantas con tu propia fuerza, para hacer la figura bien, pobre de ti que la dejes caer o la apoyes. Notas tu espalda doblarse, y la cintura, barriga y culo cayendo hacia el suelo. Para poder hacerla bien y que quede recta la modelo ha de tensar todo su cuerpo y estar rígida y abierta como un palo, contra más pueda mantenerse así, mejor quedará la figura. Pero cuesta, y duele mucho. Esa parte de todo el medio de tu cuerpo sin sujeción, te fatiga mucho, y es difícil no resoplar. Sí el atador está aprendiendo, tarda su rato en ponerte la cuerda que hace falta, que va colocada en la cadera (nunca en la barriga, que puede dañar órganos internos, que por internet hay muchas imágenes de gente cometiendo semejante burrada contra sus modelos) y que da alivio inmediato una vez colocada. Y con eso termina la postura, es cuestión de que reajuste, tense, vaya moviendo cuerdas, hasta conseguir la horizontalidad. La cosa es que recuerdo bien que cuando Amo me puso la cuerda de la cadera, noté ese alivio inmediato y fue como magia: de pasar a tener dolor a estar de repente súper relajada, me hizo sacar de mi boca algo similar a un gemido (son grititos que me salen sin controlarlos, como si me naciesen de dentro, según las cosas que Amo provoca en mi cuerpo son las cuerdas, ni soy consciente ni puedo controlarlos al dejarme ir, soy escandalosa, se siente).

Pero eso, cuando se está aprendiendo se requieren kilos de paciencia, cada segundo sin esa cuerda parecían minutos enteros: se ha de ser consciente, y dar margen al atador para que aprenda, aunque sea a costa de tu dolor (o alargarlo). Normalmente cuando mas prisa se le mete al atador peor salen las cosas. La paciencia es el pago a hacer, cuando se empieza ninguno de los dos teniendo idea, pero la satisfacción que se obtiene de ir aprendiendo paso a paso y juntos, es altísima. Y esa confianza en el otro y conexión, no tiene explicación: si confías en quién te ata, puedes dejarte llevar, ir a ese "otro mundo" del que hablo. Serás su presa, estarás a su merced. Y si, es bastante probable que te haga sufrir, es parte del juego. También te proporcionará placer, y ambas cosas llenará de dopamina y sustancias del mismo estilo a tu cerebro, y todo será más intenso: quizá el dolor lo sientas diferente, pero el placer también. Nunca antes fue tan bueno el alivio que proporciona meter una cuerda de más.Yo he visto fotos mías, de estar siendo atada por mi Amo, y en la misma postura verse claramente una cara de sufrimiento absoluto, y otra de relajación, de paz, de no estar en el sitio (y yo ser incapaz de recordar ese dolor como tan intenso, pero si esa paz como tan placentera, una vez he tocado el suelo y ha pasado todo). 

Cuando te bajan al suelo, todo es raro.El cuerpo te hormiguea.Las partes que se han quedado dormidas pueden llegar a dar pinchazos, y luego notas un calor agradable que te recorre todo el cuerpo (es la sangre circulando) y te baja la temperatura corporal de golpe, así que sientes frío de la nada (tengo la suerte de que me dejan llevar una mantita con la que me cubre y reconforta Amo al terminar, apoyada en sus brazos siempre que podemos).

Sobre una pregunta que se me hacia de cuanto tiempo se suele estar suspendido: pues depende de la persona, su entrenamiento, la postura de la que hablemos, su aguante y su circulación sanguínea (o quizá si tiene huesos o espalda mal, este último punto no lo se porqué de momento y por suerte, no es mi caso). La cuestión es que no hay que correr ni forzar, cada persona es un mundo. Yo considero que siempre podría aguantar más, pero ya me llevé un sustillo por culpa de mi imprudencia, y nunca más. La salud ante todo. Mi mini consejo es, que si se siente dolor que la persona no puede soportar, mareos, pinchazos, sensaciones raras, es mejor bajarla. Y que hay casos graves (dónde incluso quizá estemos hablando de daños nerviosos) donde en un instante dejas de sentir las manos, o pierdes la fuerza de ellas, que conviene cortar cuerdas y que la persona baje al momento. Un daño nervioso puede durar minutos, horas, días o incluso para siempre si es muy grave. No hay que jugársela, por ello conviene una comunicación excelente y un clima de confianza entre atador y modelo: el shibari no es para fardar, no es una competición entre la modelo que más aguanta jodiéndose el cuerpo, o el atador que más ignora la salud de la modelo. Los egos se deben dejar fuera: se disfruta y aprende los dos. Se mira la salud y bienestar de ambos. Se debe hacer para disfrutar ambos, no como una exhibición. Que sí, existen performances y cosas, pero las más bonitas y puras probablemente sean las que, aún con todo el entrenamiento necesario, han tenido la paciencia para crear un vínculo el atador y la modelo, y hacen eso que ves porqué lo sienten, lo viven, les gusta. No por dinero o por que tu lo veas. Si el mundo se para para ellos, lo están haciendo bien. Si sólo buscas aplausos y resultados rápidos, en mi opinión el shibari no es para ti.

Recuerdo una de las primeras performance que ví, dónde la modelo acabo con un daño nervioso, y la mano tonta. Me lo vendieron como algo normal. No debería ser normal si se toman las máximas precauciones posibles. Accidentes los hay, y siempre, pero a la que falle el feedback entre modelo y atador, es más fácil que esto suceda. También es fácil que pase si la modelo no conoce su propio cuerpo (un hormigueo normal de uno que no lo es) o si el atador no conoce bien donde tiene "sus puntos".
 Cuando te suspenden, se ha de recordar que bajar al suelo requiere su tiempo, que no es cosa de un segundo. Puede requerir sus minutos. Con lo cuál es recomendable conocer los límites de uno, y cuando se están aproximando, avisar para bajar. Y hacerlo dándole el suficiente tiempo al atador para que te baje. Ante una urgencia, cortar cuerdas. Pero si se avisa con tiempo, no debería haber urgencias, si se sabe lo que se hace. Y la calma es tu aliada, aunque estés sintiendo dolor fuerte, si has avisado con tiempo suficiente para que te bajen, has de confiar en el atador y mantener la calma. Dejarle su tiempo, aguantar. Pero nunca entrar en pánico. Un atador nervioso desatando, puede ser muy peligroso, el riesgo a, por ejemplo, confundir una cuerda, y por tener prisa por bajarte, desatar la que no es, y esparramarte contra el suelo, puede aumentar. Un despiste por su parte de no agarrar con la otra mano, la cuerda que suelta (por si acaso se ha confundido, mantenerte segura aunque sea a costa de su propia fuerza) puede ser muy grave. 

Experiencias así me están ayudando a conocerme más, y ver el tiempo de una manera más relativa, cuando hay cuerdas de por medio.
 La cuestión aquí es, que poner algo tan básico como un Takate Kote (la estructura de torso típica, que también sirve para suspender, que habrás visto por internet que deja a la persona con los brazos atados a la espalda) mal aprendida o mal aplicada, puede crear desde molestias inmediatas, hasta pellizcar de nervios. Y si se suspende de un takate kote mal hecho, esos riesgos de multiplican.




Imágenes indicativas de los diferentes nervios de los brazos, su ubicación aproximada, y que zonas de la mano controlan

Y aunque se sea un atador experimentado, si no conoces a la modelo que tienes delante, y dónde le viene mejor tener colocadas las cuerdas, existe el riesgo de pellizcarle alguno de estos nervios. En cada persona varia su ubicación, lo cuál hace que cada persona tenga su propio "mapa corporal" de las estructuras de cuerdas (pequeño dato, en la pierna también hay zonas delicadas, eso es otro tema). Y para terminar, otros pequeños matices: existe la estructura de libro, y la adaptación a la persona: si a alguien le falta un brazo, también puede practicar shibari, pero hay que adaptarle la estructura, si alguien no es muy flexible, puede tener un takate kote también, pero con los brazos más bajos y menos tensos. En mi caso personal, los takate kote contra más baja tengan la cuerda de debajo del pecho, más sensación de ahogo provocan, aunque sea un "falso ahogo" porque realmente no oprimen nada. Eso en mi cerebro, y hasta la fecha, no es así. Una cuerda baja de debajo del pecho del takate kote nunca me ha dado sensación de ahogo, pero una cuerda en esa misma zona un pelín alta, me ha pellizcado el pecho e incomodado más que mil demonios. Mi atador sabe como adaptar esa estructura a mi cuerpo: no es la versión del libro, pero es la que nos va bien. Si viene otro que no me conoce a atarme, me pellizcaría sin miramientos y le odiaría profundamente: de nuevo, la confianza y conocimiento de uno mismo y del otro.
Al fin y al cabo, y como dice nuestro maestro: el shibari es un traje a medida para el cuerpo, diferente en cada persona.





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