Bloody Vampire

Vale, en esta ocasión creo que estoy siendo explícita con el título. No se bien como empezar, pero sí que explicar: las dos últimas semanas pudimos tener sesión Amo y yo, y toca rememorarlo y escribirlo por aquí, antes que la memoria juegue una mala pasada y se borren más detalles. 
La sesión de hace un par de semanas, fue muy especial para ambos, porqué por fin pudimos estrenar algo a lo que le teníamos muuuuuchas ganas! Pero voy a tratar de seguir un orden...


En esta ocasión, disponíamos de una tarde, y su día siguiente entero para sesionar. Nos podíamos tomar nuestro tiempo, y combinar la sesión, con acciones cotidianas aderezadas de ese precioso 24/7 que me tiene ensimismada.
Cuando Amo llegó a casa, y después de haber estado nerviosa, dando mil vueltas y preparando todo lo que él me pidió, casi me sale el corazón por la boca cuando le vi entrar por la puerta. Su día había sido duro, así que necesitaba descansar un rato, con lo cuál aproveché para ducharme y alistarme, una vez le serví agua y ayudé a quitar el abrigo. Parecía complacido de como había preparado la "habitación de juegos", aprovechando que en esta ocasión habían más horas por delante, dejé todo lo más dispuesto que pude, e incluso le envié fotos por móvil, como buena zorrita. Una vez dejé todo mi cuerpo bien limpio y frotado en la ducha, y había terminado mi ritual: secar todo bien, comprobar que no hubiese ningún pelito dónde no debía, ponerme polvo de talco, y frotarme por el cuerpo el body milk de coco que le gusta a Amo, fuí desnuda, a la habitación, a cambiarme con lo que mi señor había pedido. Él estaba alli, sentado en la silla, terminando unas cosas en el ordenador, y me sonrío de esa manera que el mundo vainilla no conoce... Mierda! ya estaba mojada! empezamos pronto...aunque creo que ya lo estaba mientras preparaba todo, la verdad...
El atuendo para esa ocasión era inocentón: un top/sujetador deportivo de color blanco, con un lacito rosa, que me costaba la vida de poner y quitar, comprimiendo mucho el pecho, pero gracias a esa presión, colocándolo junto y dando un efecto, que hasta yo me sorprendí de lo porno que quedaba (nunca infravaloréis la ropita más inocente, a veces ofrece sorpresas como esta!) debajo del top cortito, mi vientre al desnudo, con el ombligo a la vista... y llegando peligrosamente al pubis, un breve efecto de "vestimenta", que no hacía más que cubrir un desnudo, realmente existente: la falda de latex rosa (del uniforme de colegiala que conseguimos un día loco por el maravilloso eBay) que gracias a los tallajes alemanes, me queda grandecita, haciendo que en esta ocasión bajara más de lo normal, hasta tapar justo al filo, el monte de venus. Pudor inútil en este caso, porque no llevaba ropa interior, y Amo tardó medio segundo en mandarme a mi misma subirme la falda, mirándole a los ojos, mientras el me comía con su mirada el coñito pelado, como si pudiese ser capaz de hacerlo a distancia. Para terminar el conjunto, y no helarme los pies, los calcetines por los muslos, de pvc blancos. 
Amo estaba juguetón, se lo iba a tomar con calma. Se paseaba alrededor de la habitación, mientras yo permanecía en postura de espera (de pie, mirada gacha, piernas ligeramente separadas y manos cogidas entre ellas a la espalda). Pasó sus manos con violencia, en dirección a mis muñecas, y cogiéndolas con fuerza, me levanto ambas hacia arriba, pegando un brazo hacia el otro:

- Quieta -advirtió-

Como toda postura forzada, más la tensión añadida de una orden, al rato empezaron a dolerme los brazos, pero no iba a desobedecer. Tenía tantísimas ganas de servirle y demostrarle mi valía, después de tantísimo tiempo, que si quería verme fracasar, tendría que esforzarse.
Empezó a manosear mi pecho, haciendo comentarios lascivos sobre el susurrandolos en mi oído, colocado detrás mío y pasando sus brazos hacía delante, rodeándome. Yo temblaba, solo veía el bamboleo de mi pecho y sus manos. Nada más. Adoro sus manos...
Su boca se acercaba a mis brazos... malo! no me apetecía un mordisco doloroso, aunque tener de nuevo morados valdría la pena. Al poco, otra orden:

- En cruz -refiriéndose a los brazos- así que los estiré lo más horizontal y firme que pude, con las palmas hacia arriba, y tratando de mirar hacia abajo, aunque la tentación me pedía mirarle a la cara. Me mando ponerme en postura de inspección total, orden en la cuál, tuve que arquear mi espalda al máximo, y abrir con mis manos, nalgas y coño, mostrándole todo mientras el miraba, tocaba y palpaba.

Después de tenerme un rato así, que me pareció eterno, me mandó cerrar los ojos. No me dejó abrirlos hasta que tuve colocado el antifaz que ciega del todo.

-Abre la boca - dijo, y al segundo pude notar como la mordaza del bocado acolchado, se acoplaba dentro de mi boca, fuertemente fijada por mis labios, mientras la hebilla se ceñía con firmeza a mi nuca. Esa sensación conocida, de indefensión, de saber que todo lo que intentara hablar a partir de ese mismo momento, y a la par, de comodidad que ofrecía esa mordaza, me hizo transportarme a mi mundo, juntamente a mi ceguera temporal.

Me levantó con fuerza, no recuerdo si en esta ocasión tuve mis manos libres o me ató, pero si se que me folló con dureza, y se me quedó la cabeza ida.
Al volver, había una sorpresa esperándome, y cuando me mandó colocar de rodillas, apoyada en el suelo y sobre el colchón, supe que iba a venir el dolor.

Se iba a probar algo nuevo, y eso Amo lo sabia, con lo cuál fue muy progresivo y me calentó la zona al máximo. Empezó azotando con su mano, mis nalgas y muslos, cada vez más fuerte. En un momento dado, noté como se apartaba de mi lado durante unos instantes. Por supuesto, yo no podía abandonar mi posición por más curiosidad que sintiese. Y al poco volví a notar su mano impactando, pero con unas cositas que se clavaban, pero de una manera aún entre lo molesto y lo soportable (más tarde supe que amo me estaba azotando con su mano y las chapas de las cervezas en su palma). Pasamos al flogger.... estúpido y sensual flogger...!!! placer y dolor entremezclados, según como decide azotar Amo. Notaba como la sangre se me iba subiendo a la piel, y de hecho, oía de fondo como Él decía: ya está rojo.
Me colocó sobre su regazo, el sentado en la cama, y yo encima suyo, como una niña buena:

- Ahora probaremos a vampiro, y según como salga, mañana seré más intenso.

Llegados aquí quizá os preguntareis... ¿que es vampiro? Vampiro es una palmeta, que nos recomendaron hace tiempo, ideada especialmente para sacar sangre a la vez que se golpea, siendo más efectiva en zonas blandas (con lo cuál, sería idónea para glúteos o pechos) y poco efectiva en zonas donde la piel está tensa o no hay mucha zona "blandita" (posteriormente se probó en muslos, sin resultados buenos, aunque en la cara interna y trasera de ellos, si se observa una mejora). Después de mucho ahorrar por ella, y buscar una oferta decente, la encontramos. Y tras una espera, llegó a tiempo para esa sesión. Ya la debéis estar viendo en la foto del blog, pero es preciosa. Tiene mucho peso, cuando la agarras con la mano. Huele a cinturón nuevo, el detalle del cosido es perfecto, y los pinchos por más fuerte que se le de, no se deforman. Sobre sensaciones... a continuación. Sobre precauciones... tened en cuenta que su superfície es porosa: la sangre nunca acaba de limpiarse del todo, con lo cuál es totalmente desaconsejable para pegar a más de una persona con ella. Por otro lado, tener en cuenta que en juegos de sangre, Amo y yo tenemos análisis al día, y somos monógamos. Por último, ya tenemos experiencia previa con los knife play (y el posterior enganche a la sangre que generan, si te va el rollo...ya contaré) así que, tened cuidado si no habéis probado antes!.


Os adjunto una imagen pre sesión, de ella sin usar y limpita. Si haceís zoom observareis las pequeñas tachas, que cumplen su función. No perdáis de vista la rueda Wartenberg de al lado... Amo le dará uso....

Presentaciones hechas (y deduciendo que la llamamos vampiro, porqué anhelábamos que cumpliese su cometido) Amo empezó a pegarme con ella. Primero lo hizo con la cara de la palmeta lisa, sin pinchos, para que me acostumbrase a las sensaciones. Fue muy raro, porque no puedo evitar negar que tenía miedo a no soportar la nueva sensación, y cuando recibí el primer golpe, pensaba aliviada que sería eso lo que debería sentir. Quise fusilar a Amo cuando le oí decir "Ahora vamos a hacerlo por la zona de pinchos", ¿perdone? ¿que esa no era? ay señor... traga saliva....

PAAAM! un golpe seco, pero bastante llevable impactó sobre mi nalga derecha. Pude notar como pequeños dientecitos se clavaban en ella, siendo más curiosa la sensación al alejarse estos de mi piel. Es un impacto que rodea y abraza, y los pinchazos molestan, pero ni tienen punto de comparación a las agujas. Es un intermedio agradable. Lo único que la palmeta tiene 2 pequeñas trampas: 
La primera, sí, saca sangre, pero gotitas. Si quieres sangre en cantidad, que es lo que esperábamos ambos, necesitas ritmo, constancia, fuerza y repetición. Eso puede sonar sencillo, a la par que cansado por parte del brazo del spanker. Pero claro, si el dolor es soportable y abrazable... Nada que temer, ¿no?. Aquí viene la trampa dos: si quieres sangre en cantidad considerable para ser bebida, sufrirás. El motivo es sencillo: una piel sana, en seguida empieza a curar. De igual modo que con las agujas, al poco de retirarse, en seguida empieza a sellarse el agujerito, estas tachas de 5 puntas, aunque dejan cada una de ellas marcada en un rojo perfecto en la piel, si te dedicas a repartir los golpes por diferentes zonas, cuando vuelvas a abrir la anterior, de pasar cierto tiempo, será como volver a empezar. Con lo cuál, se ha de intentar dar los golpes, rápidos y decididos, sobre las mismas zonas. Y esto es como un tatuaje: contra más roja, abierta, sangrienta y magullada esta una zona, cada impacto agradable se va volviendo progresivamente en más y más insoportable, hasta recordarme a una sensación familiar a cuando se me tatuó en zonas donde pillaban mis costillas (eso si, hablamos de MUCHAS repeticiones, yo perdí la cuenta, pero Amo dijo que habían sido un puñado. Y ese día no lloré, al día siguiente si... repetición = dolor intenso). Motivo por el cuál, mis gritos ahogados cada vez iban a más. Y mi dueño disfrutaba de eso. Y cuando empezó a ver sangre suficiente como para poder beberla... salió a la luz su lobo interior. Esa parte primaria de él que me enloquece, y que sólo pude verle sacar con los knife play. Me agarraba con fiereza las nalgas adoloridas, apretándolas con impaciencia y velocidad, mientras con su otra mano, apretaba fuertemente mi cabeza contra el colchón, impidiéndome el movimiento. Jadeaba como un animal hambriento, produciendo sólo gruñidos, y lamiendo toda la zona ensangrentada de mis maltratadas posaderas. Sentimientos encontrados por mi parte: lágrimas de felicidad de, a pesar de ser más difícil de obtener sangre a como se pensaba en un inicio, haber podido hacerlo y volver a ver a mi Amo así de sincero y sin control, y un intenso dolor y escozor al notar su lengua y saliva, pasando por tanta herida abierta. Pero fue maravilloso, mucho.
Se nos hizo la hora de cenar en seguida. Revisamos la superficie de la palmeta: ay seño! me recordaba a los guantes de un psicópata: negra, pero con manchas salpicadas de sangre, muchísimas!. Empecé a limpiarla bien, mientras observaba, divertida, como Amo tenia gotitas de mi sangre, ya seca, en su nariz y mejilla. Me acompañó a mirarme en el espejo del baño: madreee mía... que espectáculo. Valía muchísimo la pena. Tenía las dos nalgas que parecía que me habían intentado matar el club de fanáticos por la acupuntura. O bien que me hubiese sentado encima de todas las sillas de faquir del mundo. Tooodo lleno de miles de "estrellas" formadas por 5 puntitos, de sangre ya seca, y toda la superficie de al rededor al rojo vivo, y con algunos chorretes. Amo se acercó bien a mi piel, y me indicó que era probable que me saliesen morados en algunas zonas (acertó).
Cenamos con calma, y vimos una película antes de ir a dormir, en el comedor, abrazados, pero yo con el conjunto de nuestra camisa de fuerza y la "cola de sirena", del mismo color. Ya puse foto de la camisa, pero de lo otro no. Incluyo ambas, a ver si sirven de soporte a lo que explico.


Me relajaba mucho estas así con mi Dueño, tan retenida con ese conjunto, tan feliz, y con el día siguiente por delante, cosa aún más difícil. Para ir a dormir, Amo me colocó los grilletes en muñecas y tobillos, con sus cadenitas, y me amordazó con el pañuelo fino en la boca para dormir (anteriormente habíamos probado con mordazas de bola, pero el dolor del día siguiente es muy malo, con este método tengo humillación a la par que comodidad bucal, y al ser de tela, recoge todo bien).
Mi despertar fue forzado por Amo, hicimos rápido las tareas de la casa, con la libertad de poder mantener nuestro rol y naturaleza. Me duche con Amo, siendo Él quien quitaba y volvía a colocar mis grilletes, y enjabonándonos mutuamente. El jabón, en el culo dolorido, y su respectivo escozor me trajo recuerdos de horas atrás, y me hizo prepararme para lo que vendría.

Al salir de la ducha, engrilletada, Amo escogió para mi, unas bragas de encaje azul (el encaje maltrataba mi ya magullado culo...), junto al top del día anterior, y me mandó estirar en la cama. Me colocó en cada uno de los pezones, fuertemente presionados por la tela del top, los vibradores redondos potentes. Y dentro de mis bragas, un tercero. Con los 3 a la vez encendidos, mi cuerpo se estremecía. Amo aprovechaba para lamer mi coño por encima de las bragas, para más tarde apartarlas, despistándome a veces lamiendo la cara interna de mis muslos, con paciencia, sin ningún tipo de prisa, y a ratos, jugando a introducir y sacar el huevito vibrador.


Cuando llegué al orgasmo, y sin saber dónde estaba bien, Amo tenía nuevos planes para mi. Me mandó permanecer de pie, frente a Él y con los ojos cerrados, mientras preparaba una cosas. Me retiró los vibradores. Me cegó de nuevo con el conocido antifaz, y me mandó colocar a 4 patas. Noté como se introducía uno de nuestros plugs anales en mi culo, sutilmente con la mano de Amo presionando mis nalgas, para hacer palanca...auch!. El escogido para la ocasión fue el de la joya en su extremo final. Notándome agujereada de muchas maneras en mi trasero y ano, una nueva orden de re colocarme de pie. Mis bragas de nuevo subidas, y uno de los vibradores en mi coño, aguantando el mando con las bragas de encaje, colocado en su parte superior, dejando al alcance de mi dueño el regulador. Levantó mi top, y me colocó las pinzas en los pezones. Dolían. Pero no tanto como lo hicieron en cuanto la tela elástica volvió a su sitio, presionando y ahogando más los pezones y mi pecho. No obstante, me sentía feliz, y con ganas de complacerle, y después de tanto tiempo, quise hacerlo a lo grande. Así que mientras me colocaba un takate kote, para inmovilizar mis manos y torso, informándome de que le iba a comer la polla, me ofrecí para dos alternativas: usar la electricidad en mi cuerpo mientras se lo hacia (sabéis que odio ese maldito aparato del demonio) y que usara el lubricante que quisiera en mi boca, para que junto a mi saliva, le diese nuevas sensaciones, y yo fuese poco más que una vagina en lata. Esa idea le pareció morbosa, y por ofrecerme a dichas alternativas, fue piadoso y me libré de la electricidad. Con lo cuál, ya atada, me ayudó a arrodillarme, ato juntos mis tobillos entre ellos, y afianzó la atadura a una cuerda que se unía a la estructura del takate kote, me mandó abrir la boca, me la llenó de lubricante, y me metí y comí lo mejor que pude la polla de mi señor, con mucho amor y agradecimiento, mientras el vibrador, ya encendido, zumbaba en mis intimidades, y el plug anal me perforaba, provocando que con cada estremecimiento que tenía por su causa, la tela de encaje me arañase las heridas del día anterior. Todo eran gritos, quejidos, y gemidos ahogados e ininteligibles con el falo en la boca. Cuando Amo se corrió, pude saborear de nuevo su leche, no sin antes jugar con ella según sus mandatos, y agradecer por la comida después de tragarla.

Aunque yo ya había comido, la comida de personas se tenía que hacer. El mediodía había quedado atrás, estábamos perdiendo la noción del tiempo de nuevo. Repitiendo el patrón del día anterior, y después de Amo haber reposado la comida, estando inmovilizada, volvimos a la "habitación de juegos". Tocó ser una mesa. Amo me mandó colocar a 4 patas en el suelo, bajo la orden de ser una mesa, quieta (cosa que por falta de práctica después de tanto no pude cumplir tan bien como hubiese querido...) mientras noté que sobre mi espalda, se colocaba un bol, y algo crujiente se iba haciendo cachitos en sus manos, resonando al caer en el bol:

- Le estoy haciendo la comida a mi perrita -sentenció- y las perritas no hablan, las mesas tampoco. Se están quietas y calladas. Cuando tengas el bol en el suelo, espero que mi perrita se lo coma todo, y agradezca su comida.

Enfrente de mis ojos, colocó en el suelo mi bol, con mi pienso del día. Eran galletitas de té de matcha, cortaditas, que saboree mucho así. El problema fue que habían muchas migas, y quería todo limpio. Y otro problema fue, que mientras la perra comía, su dueño le iba echando cera encima de la espalda, con la técnica más dolorosa que hay, según libros y manuales que leímos: a chorreo (ya haré un post más adelante sobre cera y esto). A veces me salian gritos, no me esperaba cuando caería, y cuando lo hacía era en cantidad:

- LAS PERRAS NO HABLAN -gritó Amo, dejando caer más cera.



Un aullido lastimero, fue mi respuesta de disculpa, a mi error cometido. Mi castigo por haber hablado sin permiso fueron unos cuantos latigazos con el yute, que aún andaba dando vueltas por ahí. Pobre culo... pero el infierno no terminaba.
De nuevo, la palmeta de pinchos, Vampiro, volvió a escena. Esta vez, Amo aparte de sacar su parte animal con la sangre, fue aún más sádico dentro de lo posible. Allá dónde pegaba, habían marcas y magulladuras del día anterior. Pero yo sabía internamente que eso era en parte mi castigo, por no controlar mis malditas horas de dormir. Pegaba más fuerte, tratando de reabrir los agujeritos de ayer, y creando nuevos. Paró para coger la rueda wartenberg, y la hacía rodar encima de todos y cada uno de ellos. Yo, de nuevo amordazada, me retorcía, pero debía reconocer que fue el mejor uso y más doloroso que se le había dado desde la fecha. Los golpes caían y caían. Ambos queríamos más sangre, después de tanta sequía. Y también quería cumplir mi castigo a rajatabla. Una esclava no tiene palabra de seguridad, seguiría hasta mi límite. Sobrepasaban cualquier número anterior, y la cabeza no estaba en su sitio ya. El juego se volvió aún más insoportable, cuando Amo me torturaba, colocando la palmeta suavemente, encima de una zona dónde había pasado anteriormente, para levantar su mano hacia arriba, y darle un golpe seco.. PAAAM para clavar a una precisión milimétrica, la repetición de las tachas encima de sus agujeros. Aquello era todo, un símbolo sangriento de nuestra unión y evolución en la parte sadista/masoquista del bdsm. Un momento de pérdida de noción temporal, un correctivo por mi comportamiento, una prueba mental de si me estaba preparando bien como esclava, o por si al contrario, me venía grande el papel. Recordé a S____ de _  en una ocasión: no tener palabra de seguridad da miedo, pero si recuerdas por quién lo haces, se aguanta.
Y aguantaba, estaba allí, con mi dueño. Era feliz, aún retorciéndome de dolor. 
La prueba final, antes de terminar, Amo quería ver si podía diferenciar si me golpeaba por la parte de pinchos, o por la parte de palmeta lisa, mandándome hacer un sonido enmudecido por la mordaza, o dos seguidos, según si era una cara u otra. Pero yo estaba confundida, no era capaz de diferenciarlos, todos los golpes caían fuertes, muy muy fuertes. La zona estaba más sensible que nunca hasta entonces, dos días seguidos, esos juegos, la sangre, tantísimos golpes. Era incapaz de diferenciarlos, hacia "mmmgg" una, dos y hasta 3 veces seguidas por golpe para indicar confusión. Y rompí a llorar, aún con lo que me cuesta hacerlo por dolor, lloré más que nunca, me ahogaba, sollozaba. Fuí capaz de aguantar los 3 últimos golpes que me aguardaban, y me sentí liberada, lejos de mi cuerpo, pero a la vez muy desnuda e indefensa. Amo me dijo que quería aprovechar que lloraba, para follarme duramente. Pero se apiadó de mí, reconoció mi esfuerzo hasta entonces, y supo frenar una vez más. Me quitó la mordaza, me abrazó fuertemente, y me felicitó por mi comportamiento. Cuando ya me calmé, me premió con un largo y delicado cunnilingus, que a pesar de mi dolor al apoyar el culo en la cama, me llenó el cuerpo de placer. 
Esa noche, la última que podríamos dormir juntos sin tener que ocultar nuestras naturalezas, volví a dormir con mis grilletes y "mordaza de noche" con el culo hirviendo, y Amo abrazándome. Fue plácido, incomparable, precioso, y sangriento. Y mi culo, aún que me dio disgustos y dolor durante la semana, también me arrancaba sonrisas y recuerdos mientras me lo veía. Las marcas fueron muy chulas, y los morados, guays y fastidiosos.
Y lo mejor, en una semana y poquito, todo curó casi a la perfección.
Y digo casi...porqué sin quererlo empalmamos con otra nueva sesión, con nueva práctica a hacer! pero eso ya...lo dejo para el siguiente post!






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